“La gente sabe que necesitamos un cine que nos cuente con nuestras miradas”
November 7, 2025
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Es de esos actores cuyo nombre quizá no suene tan conocido, pero el gran público seguro reconoce su rostro. En televisión, Mariano Argento pasó por muchos papeles, participando
Es de esos actores cuyo nombre quizá no suene tan conocido, pero el gran público seguro reconoce su rostro. En televisión, Mariano Argento pasó por muchos papeles, participando de Poliladron, El puntero y, últimamente, El encargado. En cine también se lo recuerda por roles en El secreto de sus ojos o El robo del siglo. Pero esta vez se trata de su segunda película como director: El portal. Además de dirigirla, la produjo, la escribió y la protagoniza.
El actor y director Mariano Argento.
Argento debutó como director con el thriller Amigos de la infancia en 2005, pero este es un proyecto mucho más ambicioso, que debutó en la pantalla local este jueves. Ambientada en tres épocas distintas, El portal se sumerge en una sociedad que se degrada y debilita con el paso del tiempo. El dueño de un edificio y sus administradores manipulan económica y emocionalmente a las familias que allí conviven. La película indaga en las zonas más oscuras del alma humana, donde la necesidad, la ambición y el deseo se cruzan con la tentación y el poder.
Además del propio Mariano Argento, actúan Manuel Vicente, Marina Glezer, Mario Alarcón, Cristian Sancho e Ingrid Grudke. Por otra parte, incluye las actuaciones póstumas de dos intérpretes de renombre que fallecieron hace poco: Héctor Bidonde y Selva Alemán.
Los protagonistas enfrentan un dilema tan antiguo como actual: cuando la vara es muy alta y la dignidad está en juego, a veces la maldad parece la única opción. La película está compuesta por cuatro segmentos ubicados en distintas épocas del país, pero unidos por hechos trágicos. Deja en el espectador una mirada sobre lo que nos pasa, con un componente onírico y sobrenatural que eleva la metáfora más allá de lo pasajero.
El portal fue galardonada con los premios a Mejor Actor, Mejor Dirección y Mejor Guion en los New York International Film Awards. Además, recibió los premios a Mejor Dirección y Mejor Película en el Buenos Aires Rojo Sangre. También fue seleccionada oficialmente en prestigiosos certámenes internacionales como el Montreal Independent Film Festival (Canadá) y el 39° Festival del Cine Iberoamericano de Trieste (Italia).
Ingrid Grudke en «El portal».
“La idea surgió hace algunos años y tiene que ver con una situación que me pasó cuando tenía 21 años, en un casino, donde un hombre ganaba mucho dinero y todos perdíamos. Era de mis primeras veces. Perdí todo mi sueldo y, de repente, se me acercó este tipo y me ofreció seguir su juego. Recuperé lo que había perdido y el tipo, más grande que yo, me invitó a unos tragos. Al principio, tengo que confesarte, hasta pensé mal. Pero empezó a hablar cosas sin sentido y me acuerdo que me dijo: ‘En realidad, todo se negocia’. Era un personaje raro, y años después sentí que aquello me daba la idea para un guion. Y es esta”, cuenta Mariano Argento sobre el disparador de esta extraña historia.
-¿Cómo fue que esa vivencia se transformó en una película?
-Me puse a pensar en una historia que sucediera en un edificio, donde las cosas extrañas que pasaran hablaran de las situaciones que nos tocan: las tentaciones que recibimos todos los días, la perversión del mundo y las necesidades que tenemos dentro de este sistema perverso. Pensé en las posibilidades de sentir miedo en relación con qué hacer en situaciones extremas. También pensé que cuatro o cinco tipos deciden nuestro futuro. Los poderosos nos manejan con pandemias, con el miedo a la Tercera Guerra Mundial; entonces son el sufrimiento y el terror los que aparecen. Hacemos cosas que no debemos, o dejamos que nos hagan cosas que deberíamos repudiar. Y, bueno, empecé a construir esta historia que para mí es angustiante, terrible, maquiavélica, pero que también tiene que ver con lo que pasa todos los días.
Marina Glezer en la película de Mariano Argento.
-¿Quisiste referirte a la manipulación de distintas formas?
-Sí. En todo siempre hay títeres y titiriteros; el ofrecimiento de lo que justo necesitás aparece y es difícil negarse. A veces no nos cuestionamos, y hay un montón de personas a las que les va fantásticamente bien. Pero a la mayoría, no. Entonces da para imaginar ese mal que todo lo maneja. Indago en el ocultismo, en lo esotérico, en eso que no queremos creer pero es posible que exista. Energías negativas que se disfrazan de buena suerte. Lo que parece fantástico es horrible. Este es un mundo de injusticias: injusticias que tienen que ver con situaciones que nos alejan del bien, que ponen la vara muy alta y solo llevan a la frustración, y luego al deterioro. Frente al deterioro, llega la tentación. Es que este capitalismo artificial nos tiene siempre en la búsqueda y no sabemos qué es lo que no tenemos. De eso habla esta ficción.
-¿Cuánto tiempo te llevó hacerla?
-Me llevó meses escribirla y seis semanas de rodaje. Después, unos siete u ocho meses de montaje. Luego, cinco meses de posproducción de sonido e imagen, y corrección de color. Me llevó tres meses subtitularla en tres idiomas. Después otros cuatro o cinco meses de recorrido por festivales. Por suerte, ganó muchos premios y reconocimientos, y acá estamos, felices de estrenar.
El recientemente fallecido Héctor Bidonde.
-¿Es un privilegio en este contexto?
-Es un privilegio, no puedo decirte lo contrario. Tenemos la suerte de tener un lugar, de estar posicionados en un sitio en el que muy pocos están. También tengo que reconocer -no me gusta la falta de modestia- que, con honestidad, puedo decir que nos matamos para hacer esto. La verdad es que fue una tarea apocalíptica: estar dirigiendo, escribiendo, poniendo guita, actuando. Fue mucho esfuerzo, del primer día hasta el último. Y uno espera que el resultado sea que la gente vaya al cine, que le pase algo con esta historia y poder volver a filmar otra película. El cine es un trabajo de hormiguita, con mucho sacrificio. Lo hacemos porque nos gusta, hasta que estamos conformes, y esperamos lo mejor. Después dependemos más de la suerte que de otra cosa. Porque si estos primeros días llueve y no hay nadie en el cine… ya fue.
-¿Y si se llena?
-Ojalá. El que haga esto tiene que saber que el azar existe, positiva o negativamente. Si llega, me encuentra preparadísimo para seguir adelante. Es una película que puede dar cierto color a mi carrera, un prestigio personal que me gusta: siempre quise escribir y dirigir. Es un desafío lindo, y creo que es una buena película. Es decir, estoy conforme con el laburo. Mis hijos están conformes con el trabajo que hice, y desde ese lugar ya hemos logrado el objetivo. Ahora viene la parte obvia: esto es un negocio, y como negocio necesitás resultados. La parte creativa ya funcionó, se disfrutó y se logró hacer lo que queríamos. Si la gente va a la sala, podemos recuperar un poco y hacer nuevos proyectos. De eso se trata.
Mario Alarcón.
-¿Cómo fue el trabajo con los actores? Hay algunos que sorprenden, y dos que ya no están: fue su último trabajo.
-Sí. Selva (Alemán) fue siempre una persona muy afable, comprensiva, dulce, muy buena, muy cariñosa. La mujer de Arturo (Puig), a quien también respeto y admiro. Sufrí mucho su pérdida. Fue impensada, porque estaba impecable. En el set estaba atenta a todo, se la veía contenta, feliz. Fue su última película. Estaba agradecida y aportaba ideas. Pero con todos fue fácil: con “Cacho” Bidonde, que fue profesor mío y nos encontramos en varias series; igual que con Mario (Alarcón), que conozco hace tanto tiempo. O con Cristian Sancho, que es amigo, o con Manuel (Vicente), que tiene una carrera cinematográfica espectacular. E Ingrid Grudke, que era perfecta para el papel. La pasamos bien, me ayudaron y entendieron lo que quería. Todos estaban perfectos. Fue algo clave para que todo fluyera, más en este momento en que es tan difícil hacer cine.
-¿Cómo ves el panorama del cine?
-Es incierto. Es una pena porque, culturalmente hablando, la gente sabe que tener un cine que nos hable, que nos cuente con nuestras miradas, es algo que necesitamos. Tenemos grandes directores y directoras: de Campanella a Lucrecia Martel, de Aristarain a Fabián Bielinsky. Acá hay de todo, mucho talento. Entonces, tirar cien años de cine a la basura es una locura. Pero no queda otra que seguir, intentar y hacer. Como en la película, los momentos inciertos son parte de la Argentina. El contexto te marca, pero no te determina. No soy de meterme en política, pero aunque la decadencia que viene de hace años daña la base social, como creadores creo que debemos aprovecharla como nafta para el motor creativo. No tengo ninguna duda de que, aunque nos gustaría que haya menos sufrimiento, es eso lo que nos motiva a seguir.
Mario Alarcón y Selva Alemán.
El portal, de Mariano Argento
Dirigida y protagonizada por Mariano Argento, se estrenó este 6 de noviembre en cines.