October 12, 2025
Politica

“El bombardeo”, un libro que invita a “mirar de nuevo” lo que hubiéramos preferido no ver nunca

  • June 15, 2025
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¿Aviones de guerra bombardeando Plaza de Mayo? ¿Cuándo? ¿Fueron los ingleses durante la Guerra de Malvinas? ¿De eso se trata la canción de Serú Girán? Quienes hayan comenzado

“El bombardeo”, un libro que invita a “mirar de nuevo” lo que hubiéramos preferido no ver nunca


¿Aviones de guerra bombardeando Plaza de Mayo? ¿Cuándo? ¿Fueron los ingleses durante la Guerra de Malvinas? ¿De eso se trata la canción de Serú Girán? Quienes hayan comenzado su vida escolar a partir de la década de 1960, jamás se enteraron a través de sus maestros –y tal vez tampoco por sus padres– de uno de los hechos más aberrantes que hayan ocurrido en el país durante el siglo XX. El bombardeo de la Plaza de Mayo que tuvo lugar el 16 de junio de 1955 es un punto ciego, pero no sólo de la historia. También de la vida política de un pueblo que se empeña en un ciclo interminable de autodestrucciones y reconstrucciones, que es lo más parecido a una cinta de Moebius hecha país.

“El bombardeo”, un libro que invita a “mirar de nuevo” lo que hubiéramos preferido no ver nunca

Pero aunque la mayoría no tenga ni la menor idea de su existencia (y muchos de los que lo saben persistan en el deseo de olvidarlo), es un hecho del que este lunes al mediodía se cumplirán 70 años. Un ataque que no fue planificado por ninguna fuerza extranjera, sino por un grupo de argentinos desbocados por el deseo de matar a sus compatriotas, uno de los más monstruosos actos de traición que se hayan cometido en esta tierra. Una traición que sigue siendo revalidada por medio de ese silencio que aún cuesta romper. En ese contexto, la publicación del libro El bombardeo. Plaza de Mayo, 16 de junio de 1955 (Editorial Alfaguara) representa un gesto revulsivo, que busca poner palabras ahí donde el resto sigue callando.

El volumen recoge 13 relatos y un prólogo que, a partir de distintos géneros y formatos, intentan atravesar el abismo de esas siete décadas signadas por lo no dicho. Compilados por el escritor Julián López, hijo de madre desaparecida durante la última dictadura, los textos de El bombardeo llevan las firmas de Mercedes Araujo, Humberto Bas, Juan José Becerra, Juan Carrá, Albertina Carri, Alejandro Covello, Esther Cross, Mariano Dubin, María Pía López, Carla Maliandi, Sebastián Martínez Daniell, Ricardo Romero y Luis Sagasti.

Cada uno aborda la tragedia de modos disímiles, en un intento de, como afirma en el prólogo Julián López, “mirar de nuevo, proponer algún ordenamiento de esa gramática enloquecida que mantiene, tan lejos en el tiempo, tan cerca en la conciencia, la certeza y la performatividad de la herida y del silencio”. “Mirar de nuevo”, “conciencia”, “silencio”, dice López, y su frase suena a revelación. Porque, sin recordar ni cómo ni cuándo, ni de qué forma llegamos a compartir ese secreto terrible, en realidad todos sabemos lo que pasó aquel 16 de junio. Y no solo lo sabemos, sino que cobardemente aceptamos ser parte de esa confabulación tácita y fingir sorpresa ante el espejo de nuestros propios horrores. Este libro, sus 13 textos, nos compelen a mirar de nuevo aquello que hubiéramos preferido no ver nunca.

"El bombardeo", un libro que invita a "mirar de nuevo" lo que hubiéramos preferido no ver nunca

En el relato de apertura, Maliandi recuerda que aquel día no sólo se bombardeó la Casa Rosada y la Plaza de Mayo, sino también la residencia presidencial, ubicada entonces en el predio que ahora ocupa la Biblioteca Nacional; el Ministerio de Obras Públicas, donde hoy los dos perfiles de Evita custodian la ciudad; la sede de la CGT, donde entonces descansaba el cadáver de “esa mujer”; y el Departamento Central de Policía. La enumeración pone en evidencia las intenciones de los asesinos: “Matar a Perón”, como repite la voz en off del documental Sinfonía del sentimiento (1999), de Leonardo Favio. A Perón y a todos los que hiciera falta, incluidos más de 40 niños, víctimas directas del odio.

Algunos textos deciden tomar el lugar de esos muertos, o el de los asesinos, para ver con sus ojos el espanto de aquel día, como los escritos por Araujo y Carrá. En cambio Cross, nacida solo cinco años después del bombardeo, elige retratar a través de un relato con elementos biográficos el posible origen de ese manto de silencio que cubre lo ocurrido aquel mediodía infausto. Albertina Carri también desanda el camino autorreferencial, para trazar una línea de puntos que une a los 380 muertos durante aquel bombardeo (según la película de Favio) con los 30 mil desaparecidos por la última dictadura militar, entre ellos sus padres.

Sagasti construye una trama en la que la V y la P de los peronistas se enfrenta con la V y la cruz del lema “Cristo Vence”, pintado a mano en las naves de los conspiradores, haciéndolas convivir con otras versiones voladoras de Cristo, como las imaginadas por León Ferrari en su obra La civilización occidental y cristiana o Federico Fellini en La dolce vita (1960). Covello opta por la ficción fantástica para imaginar a un hombre con poderes premonitorios que intenta detener la tragedia, rescatando por ese camino un montón de otros personajes e historias olvidadas. El bombardeo cierra con el texto de Becerra, cuya lucidez vuelve a resultar iluminadora para hablar del acto de desaparición de aquella jornada dentro del relato de la historia. “Si los hechos no se describen, no hay hechos. Es la omisión la que los hace desaparecer”, afirma, volviendo a destacar el peso que ese último verbo tiene en la identidad de los argentinos.  «



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