November 3, 2025
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La excusa de las drogas sigue viva

  • November 2, 2025
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El domingo pasado, el presidente Lula da Silva se repantigó en un sillón frente a Donald Trump en un aparte de la Cumbre del grupo ASEAN en Kuala

La excusa de las drogas sigue viva


El domingo pasado, el presidente Lula da Silva se repantigó en un sillón frente a Donald Trump en un aparte de la Cumbre del grupo ASEAN en Kuala Lumpur y mostró a un líder que habla de tu a tu al líder de la principal potencia de occidente. La tirria del empresario inmobiliario contra el tornero mecánico era evidente. Por su encono a todo lo que suene a izquierdista y que le pueda hacer sombra. Pero básicamente porque si hay dos personajes más opuestos en el mundo son ellos.

Uno, heredero díscolo de una fortuna, que siempre se codeó con lo más granado de la sociedad y recorrió sus caminos de degradación. Un cheto, bah. El otro, hijo de la pobreza nordestina emigrado a San Pablo junto con su madre y sus seis hermanos en un desvencijado camión desde Caetés a Guarujá, va por su tercer mandato y se postula a un cuarto período. Un laburante, digamos, que justo el lunes cumplía 80 años. El martes, las favelas Penha y Alemão se vestían de sangre y horror en una nueva “chacina” como se dice en portugués. Mismo origen etimológico que “chacinado”, para ser más preciso.

En esta ojeriza hay dos componentes cruciales. Lula es la contracara del ultraderechista Jair Bolsonaro, pero además es un grano en las posaderas para recomponer el patio trasero con el que soñaba James Monroe y que trastabilló hace justo 20 años cuando junto con un grupo de lideres regionales le dijeron No al Alca.

Trump tuvo que reconocer el jueves en Corea del Sur, ante Xi Jinping, que el mundo ya no es unipolar y hay otro que tiene con qué. El argumento para aplicar sanciones a China era el tráfico de fentanilo, pero todos saben que el tema es otro. Con Brasil, al principio era salvar al expresidente amigo, pero la excusa del narcotráfico sirve más a los intereses de la Casa Blanca.

Así lo entendió el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Victor Santos, quien entregó a las autoridades estadounidenses un informe policial con el objetivo de que se inscriba a los grupos como el PCC y Comando Vermelhjo como organizaciones terroristas. Música para los oídos de Marco Rubio, que impulsa la ordalía de ataques a supuestas “narcolanchas” en el Caribe y elevó la presión contra Nicolás Maduro y la cúpula chavista, a las que se acusa de liderar el supuesto Cartel de los soles. En la volteada cayó también el colombiano Gustavo Petro, más que nada por haber denunciado que la ofensiva esconde la avidez por el petróleo y otros minerales venezolanos.

Brasil tiene otro aditamento: es socio fundador del grupo BRICS. El Operativo Contención en las favelas es en realidad la estrategia para contener, para pegarle debajo de la línea de flotación, al Brasil de Lula. ¿Cuánto pasará hasta que Brasil también se denomine narcoestado, como piden los bolsonaristas?

En 1994, un asesor de Richard Nixon, John Ehrlichman, que terminó enchastrado por el escándalo Watergate, reveló en una entrevista con Dan Baum, de Harper’s Magazine, que el republicano tenía dos enemigos en la campaña de 1968, “la izquierda pacifista y la población negra”.

“Sabíamos que no podíamos ilegalizar la oposición a la guerra ni la raza, pero al lograr que el público asociara a los hippies con la marihuana y a los negros con la heroína, y luego criminalizar ambas sustancias, podíamos desarticular esas comunidades”. Así explica la guerra contra las drogas que desató Nixon en 1971 y que tanto le atrae ahora a Trump y a sus adláteres. «



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