Infancias conectadas: nuevos escenarios, nuevas vulnerabilidades
- November 27, 2025
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Hace algunos años, el punto de encuentro para el juego entre niños y niñas era la plaza, la vereda o el club. Allí se aprendía a compartir, a
Hace algunos años, el punto de encuentro para el juego entre niños y niñas era la plaza, la vereda o el club. Allí se aprendía a compartir, a
Hace algunos años, el punto de encuentro para el juego entre niños y niñas era la plaza, la vereda o el club. Allí se aprendía a compartir, a esperar, a frustrarse y también a cuidarse entre pares. Hoy, ese mismo impulso de juego, curiosidad y vínculo se despliega frente a una pantalla.
Cambiaron los escenarios, pero las emociones, y también las violencias, se trasladaron a nuevos territorios: los mundos digitales ¿Qué lugar ocupa hoy la experiencia virtual en la construcción del lazo, la subjetividad y el cuidado?
En los últimos días, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió bloquear el acceso a un popular juego virtual en todas las escuelas públicas, de todos los niveles educativos. La medida surgió tras la denuncia de un presunto caso de grooming que habría involucrado a estudiantes fuera del horario escolar. “La decisión busca proteger a niños, niñas y adolescentes de contenidos inapropiados y conductas riesgosas en línea”, señala el comunicado enviado desde el Ministerio de Educación de la Ciudad.
A su vez, desde ese organismo se puso en marcha un Protocolo Integral para la Prevención, Detección, Intervención y Seguimiento de Situaciones de Bullying o Acoso Escolar entre Pares con el fin de construir entornos donde cada chico se sienta seguro, respetado y acompañado y promover vínculos saludables, prevenir la violencia y cuidar el bienestar emocional de todos los estudiantes.
Especialistas en salud mental advierten que detrás de la aparente inocencia de las plataformas interactivas pueden aparecer riesgos concretos: contactos con desconocidos, adicción, exposición a escenas violentas y situaciones difíciles de procesar para edades tempranas.
Frente a este escenario, se vuelve clave preguntarse cómo se abordan estas problemáticas desde la psicología y la clínica: cómo trabajan hoy los terapeutas con situaciones que hace apenas unos años no existían, de qué manera el psicoanálisis logra actualizarse sin quedar atado a teorías tradicionales, y cómo se acompaña a subjetividades cada vez más atravesadas por la hiperconexión.
En Argentina, el psicoanálisis tiene una larga tradición, pero hoy convive con nuevas problemáticas que invitan a repensar el modo de llevar adelante la práctica psicoanalítica. La terapia relacional, por ejemplo, propone observar cómo se transforman los vínculos “cara a cara”, cómo inciden las crisis sociales, las pantallas y la precariedad en la demanda y en la modalidad terapéutica. “Se trata de poner el foco en la relación, en el diálogo y en la experiencia compartida entre analista y paciente frente a los dilemas actuales”, explica Yanina Piccolo, vicepresidenta de IARPP Buenos Aires y autora del libro junto con Victoria Font Saravia, Martín Forli, Paula M. Mayorga del libro “Psicoanálisis Relacional, una nueva mirada, una nueva práctica”.
Los entornos virtuales se han vuelto escenarios donde chicos y chicas exploran, crean y ensayan modos de vínculo. Por eso, pensar los lazos se vuelve central también desde la salud mental. Los analistas deben pensar en cómo los modos de trauma, la hiperconectividad, los efectos de la crisis social y la precariedad inciden en el vínculo terapéutico desde una mirada relacional. “La clínica se enfrenta a demandas y subjetividades que hace 20 o 30 años tenían otras formas” explica Piccolo.
La especialista agrega que los niños y adolescentes están hoy especialmente vulnerables frente a la sobrecarga de información que reciben sin herramientas para procesarla. En este punto, destaca la importancia de la presencia adulta como reguladora de lo que aparece en el mundo digital. Y propone pensar las plataformas de juego como espacios complejos: “Pueden ser lugares ricos y creativos, donde el sujeto experimenta, imagina, prueba modos de relación. Son, en cierto modo, lo que antes eran las plazas”. A la vez, advierte que ese mismo espacio puede convertirse en un territorio peligroso cuando aparece sin contención.
En paralelo, la Encuesta Kids Online Argentina 2025, realizada en el marco de la Red Global Kids Online, ofrece un panorama actualizado sobre cómo usan internet niños, niñas y adolescentes del país. Con una muestra de más de 5900 participantes de entre 9 y 17 años, el estudio muestra que internet forma parte cotidiana de la vida escolar: el 61% la utiliza todos los días para tareas educativas y la mitad aprende contenidos nuevos de manera informal. Casi la totalidad ve videos en plataformas de streaming a diario, y uno de cada dos juega videojuegos o mira series y películas regularmente.
Las redes sociales ocupan un lugar central: el 80% las usa todos o casi todos los días y, aún entre los más pequeños, más de la mitad ya las utiliza en forma diaria. Asimismo, ocho de cada diez chicos y chicas se comunican a través de mensajes por Whatsapp todos los días. Pero junto con estas prácticas aparecen riesgos: el 11% acepta solicitudes de cualquier persona y uno de cada tres se encontró presencialmente con alguien conocido solo por internet. Entre adolescentes mayores, esa cifra se eleva a cuatro de cada diez. Además, casi la mitad reconoce dificultades para regular el tiempo frente a las pantallas.
En relación a la decisión del gobierno porteño de intervenir en las escuelas Piccolo plantea una pregunta clave: si la escuela intenta proteger la subjetividad infantil restringiendo ciertas plataformas, ¿qué sucede cuando los chicos están fuera del ámbito escolar, en sus dispositivos personales y sin ningún filtro?
Desde la mirada del psicoanálisis relacional, trabajar con niños, niñas y adolescentes implica también acompañar a los padres, hoy muchas veces desbordados frente a la cantidad y velocidad de información que circula. En ese sentido, surge la necesidad de pensar alternativas que ayuden a los jóvenes a transitar de la mejor manera posible la experiencia digital.
En esa línea, la especialista asegura que es imprescindible que tanto las instituciones como las familias funcionen como co-reguladoras del espacio simbólico y virtual, ofreciendo presencia, límites y orientación frente a aquello que aparece en las pantallas.
Los avances tecnológicos plantean desafíos todos los días. Son fenómenos en desarrollo que requieren investigación, debate y una mirada atenta por parte de quienes trabajan en salud mental, para poder acompañar las problemáticas actuales. “La clínica y las teorías siempre responden a una época y a un contexto”, señala Piccolo. Y en un tiempo marcado por pantallas, hiperconectividad y cambios vertiginosos, se vuelve imprescindible contar con nuevas herramientas y modos de entender lo que ocurre en la vida cotidiana de chicos, chicas y adolescentes.