July 4, 2025
Entretenimiento

Betty es un personaje que estará conmigo por siempre

  • May 31, 2025
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Ana María Orozco nació en Bogotá (Colombia), en una familia de artistas. Creció entre micrófonos y escenarios, lo que marcó de forma temprana su camino profesional. Su consagración


Ana María Orozco nació en Bogotá (Colombia), en una familia de artistas. Creció entre micrófonos y escenarios, lo que marcó de forma temprana su camino profesional. Su consagración llegó en 1998 con Yo soy Betty, la fea, un fenómeno global que desbordó los límites de la telenovela tradicional al combinar romance, sátira y una mirada crítica sobre los estereotipos de belleza. Desde entonces, su carrera osciló entre lo popular y lo experimental, con incursiones en el cine, el teatro y la televisión. Radicada hace años en la Argentina, mantiene un vínculo activo con su país natal.

En la actualidad protagoniza El árbol más hermoso del mundo, una obra íntima y poética que comparte con su pareja, Salvador del Solar.

—¿Te gusta el teatro independiente argentino?
—Soy fanática. Hace tiempo que anhelaba hacer algo acá y por fin se dio. Me atrapa esa búsqueda tan auténtica, tan genuina, que te invita a crecer como actor. Se habla de temas profundos, se arriesga, se sale de lo previsible. Además, hay un público curioso, atento, con ganas. La escena teatral en Buenos Aires es muy vital.

—La obra habla de perderse para encontrarse. ¿Te pasó?

—¡Claro! Nos pasa a todos. En la vida a veces te cruzás con alguien en un momento inesperado, y ese encuentro te transforma. La obra muestra eso: dos soledades que se encuentran y se permiten abrirse. Me emociona cada función.

—¿De chica soñabas con ser actriz?

—No exactamente. Quería hacer algo artístico, eso sí. Pintar, bailar. Mi papá era actor, director, comediante, pero nunca me presionó. La actuación fue apareciendo sola en mi vida.

—¿Recordás tus comienzos?

—¡Claro! Arranqué en programas infantiles. Todo era juego y diversión. A los 18 ya empecé a pensar la actuación como carrera. Me tocó una serie muy linda sobre los llanos orientales colombianos, con un tono costumbrista. Ahí entendí que esto iba en serio.

—¿Y después vino el boom de Betty?

—Sí, pero el éxito es relativo. Betty es un personaje que me va a acompañar siempre, pero fue parte de un camino. Nunca trabajé buscando fama. Y cuando te pasa, tampoco lo entendés del todo.

—¿Hoy cómo lo ves?

—Con agradecimiento. Fue algo muy especial. Betty no fue sólo divertida, también conmovía. Todos los personajes tenían algo entrañable. Me enorgullece haber sido parte de eso.

—¿Cómo te llevás con la fama?

—Bien. La gente siempre fue muy respetuosa y amorosa. Me reconocen, pero siempre con cariño. No es algo que me impida salir ni me agobie. Y, además, es parte del trabajo: la visibilidad te da continuidad laboral. Es un precio bastante razonable.

—¿Qué otras cosas te inspiran más allá de la actuación?

—Soy curiosa. Me gusta estudiar, hacer talleres, leer de todo. Psicología, filosofía, astrología, medicina alternativa… Creo que todo lo que te conecte con el autoconocimiento también te enriquece como actriz. Y miro mucho cine, claro.

—¿Te gusta viajar?

—Me encanta. Viajé mucho cuando era más joven, por aventura. Ahora más por trabajo, pero igual lo disfruto. Conocer lugares, personas, culturas… Es algo que siempre me inspira.

—¿Un viaje inolvidable?
—India. Fui hace muchos años, con muchísima curiosidad. Es un país enorme, impactante, lleno de contrastes. Estuve un mes, y sentí que apenas rasgué la superficie. Me marcó mucho.

—¿Qué fue lo más difícil al instalarte en la Argentina?

—Vivo acá hace 20 años, aunque viajo seguido a Colombia. Pero nunca sentí que tuviera que “adaptarme”. Fue algo muy natural. Me encanta la cultura, el humor, la pasión con la que se vive. Aprendí y crecí muchísimo en este país.

—¿Extrañás algo de Colombia?
—¡Obvio! La familia, los amigos, los olores. El de la mañana en Bogotá, por ejemplo. Y algunas comidas, como el ajiaco, una sopa deliciosa con papas y pollo. Por suerte, viajo bastante y eso me ayuda a no sentirme tan lejos.
—¿Qué te tienta de la comida argentina?

—Muchas cosas. Al principio tomaba mate todo el día, ahora un poco menos, pero me encanta. Me gusta el asado, aunque tuve mi etapa vegetariana. Con mis hijas disfrutamos de unas buenas empanadas y de la pizza que acá es espectacular.

—¿Cómo viviste la violencia en Colombia?

—De chica vivía algo así como en una burbuja, pero se respiraba miedo. Uno aprende a cuidarse, a estar alerta. Pero también hay una alegría muy fuerte en el pueblo colombiano. Una vitalidad que te salva. Por suerte, nunca me tocó vivir algo extremo que me obligara a irme.

—¿Cómo ves la situación actual de Argentina?

—Con tristeza y preocupación, como muchos. Pero también con esperanza. El teatro argentino siempre sobrevive. No sé cómo, pero resiste. Es un pilar de la cultura. Confío en que las cosas van a mejorar. Soy positiva, lo fui desde chica. «

Ping pong con Ana María Orozco



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