una obra sobre la desigualdad que se adelantó al malestar de esta época
- July 2, 2025
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En la abulia de una pileta de un “all inclusive” en Miami, una madre, su hijo y su mejor amigo intentan entregarse al ocio. Ellos pueden, porque muchos
En la abulia de una pileta de un “all inclusive” en Miami, una madre, su hijo y su mejor amigo intentan entregarse al ocio. Ellos pueden, porque muchos
En la abulia de una pileta de un “all inclusive” en Miami, una madre, su hijo y su mejor amigo intentan entregarse al ocio. Ellos pueden, porque muchos otros no. La antigua verdad es expuesta una vez más pero ahora por una nueva generación, a la que pertenece Ignacio Torres, dramaturgo, actor y director, que escribió esta obra en 2022, como quien la ve de verdad, sin ilusiones ópticas. “A veces el teatro se adelanta a la época, y las obras son más inteligentes que el autor. Evidentemente había ya algo resonando de esta era”, dice Torres.
Habla de Quince con toda la furia, que se estrenó el viernes 20 con muy buena recepción en Moscú Teatro. “Hay algo muy político que en estos días se siente más en el aire, que tiene que ver con la desigualdad”, relata Torres los motivos más personales de la obra. “Hay personas que pueden hacer esos viajes en cualquier momento del año mientras hay otras que están encontrando la manera de llegar a fin de mes. Había algo en torno a eso que a mí me disparaba una acción dramática que me resultaba compleja e interesante, y a su vez una forma de pensar estos tiempos un poco apocalípticos”.
Las sensaciones dominan el sentido común actual, así que para sacarlas de foco para que puedan dejar de ver lo único que ven hace falta ingenio y trabajo, sobre todo trabajo. “En Quince con toda la furia es a través del mejor amigo del hijo de esta familia con cierta opulencia que se logra poner la atención en otro lado. Este amigo tiene una casa que se prendió fuego, y a su vez es invitado a compartir ese mundo un poco de espejitos de colores, músculos y fuegos artificiales que es Miami. Y más aún un ‘all inclusive’. Ellos ni siquiera salen de ahí. Están en una pileta casi solos. No se cruzan con gente. Eligen no ir a la playa”.
Miami, como vociferaba sin igual Ricardo Fort, en el imaginario popular es una localidad argentina no reconocida oficialmente. “No es la primera obra que se hace en torno a Miami. Yo mismo había hecho un monólogo hace un tiempo, y para mí es volver sobre esta pregunta en relación al Primer Mundo y desde este contexto y esta mirada que creemos que tiene algo de novedosa, que además resuena por el momento político de esta sensación de bochorno que estamos atravesando”.
La obra tal vez abochornaba a Torres al escribirla en 2022, pero obra y autor deben encontrarse cada uno en su singularidad para juntos exponerse al escrutinio del público. “A lo largo de estos tres años hubo modificaciones, que más que nada surgieron de los actores en los ensayos, como la empleada del hotel. Es Carolina, que toca el violín, y sabe hablar muchos idiomas, y como no sé casi nada de idiomas, dejé que improvise y de pronto habla en chino, en alemán. Hasta no escucharla no tenía idea de cómo iba a ser y es maravilloso. Es un momento para mí muy poético de la obra”.
“El teatro es un hecho colectivo”, dice lejos del lugar común. “La obra me reveló la necesidad de hacer, estar juntos, no sucumbir al agobio que nos proponen todos los días dándonos malas noticias, y entender la fuerza que tiene el teatro como hecho colectivo, hecho social. En los ensayos me iba dando cuenta, intuía esto de unos estallidos que tiene la obra y de posibles resonancias que eso pudiera tener”, señala.
“Ahora hay algo muy concreto, que es lo que puede pasar con el Instituto Nacional del Teatro que lo quieren cerrar, y de pronto empezó a haber estallidos. Lo venía viendo en la obra dentro de la acción, que así como algo estalla en la obra algo de pronto puede estallar desde el sector cultural, de hacer explotar pequeñas bombas que resuenen. Para mí hay algo torpe en atacar el sector cultural porque no saben que eso vuelve con mucha más fuerza”, explica.
Si bien Quince con toda la furia se ocupa de una época de periódica resignificación en Argentina, también parece hablarle a su propia generación (Torres está en los 35). “Hay algo del descubrir de la sexualidad, preguntas respecto a eso, a cómo es esa edad un poco bisagra. Y también cómo me planto ante algunas desigualdades, cómo puedo ver al otro, cómo puedo verme a mí. En eso sí creo que hay una generación que quedó un poco acéfala en un momento y la obra busca a esas personas”.
“Rafael Spregelburg, con quien había trabajado un poco el texto, me dijo que si bien era un tema conocido a él le gustaba ver de qué forma esta generación podía revisitar este tema de los 90, de Miami, de la cirugía plástica. Y creo que ahí también hay una mirada sobre la cuestión”. Toda generación tiene derecho a su Miami. “Sí, el país parece ser circular”.
Pero si el círculo fuese perfecto no habría “fallas” como Quince con toda la furia o incluso el mismísimo teatro. “En mi adolescencia se pensaba más colectivamente todo y ahora volvimos a algo que también viví pero cuando era mucho más chico, que es esta cuestión del sálvese quien pueda. En ese sentido, Leonardo, el hijo de esta familia más de plata, elige invitar a este viaje familiar, que a la vez tiene que ver con negocios del padre, a su amigo que acaba de sufrir una tragedia con su casa prendida fuego”.
“Y en ese viaje descubre que le suceden cosas con él, que las formas con las que la madre se dirige a él y a las personas que trabajan ahí, no es la que él cree conveniente, ni con las que se puede construir algo, sino una forma destructiva de mirarse a sí mismo y no encontrar empatía. Ahí empieza a suceder ese abrir de ojos de este chico, que es lo que acerca a esta idea de que de pronto una persona abriendo los ojos puede cambiar algo”, concluye.
Torres ya empieza a ver bastante gente menor que él, que empieza a salir de la zona llamada juventud. “Me encantan las nuevas generaciones que están apareciendo. En la obra hay dos actores que tienen 25 años, y los dos asistentes de dirección también. Me gusta escucharlos, saber por dónde va su mirada. Además ahora está el festival Entrá para apoyar al Instituto Nacional del Teatro, que propone que obras en todo el país, durante la misma semana, hagan funciones a la gorra, y así apoyar al Instituto. Y eso surgió de un grupo de gente joven que propuso hacer una asamblea y eso llevó a la acción”.
Con Mariela Acosta, Patricio Penna, Gregorio Barrios y Carolina Hsu. Dramaturgia y dirección: Ignacio Torres. Viernes a las 22:30 y sábados a las 19 en Moscú Teatro, Juan Ramírez de Velasco 535.