July 6, 2025
Entretenimiento

Vivimos en un mundo en el que hay gente que se amarga mirando Gran Hermano

  • July 6, 2025
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Conductor y periodista, Gabriel Schultz supo construir una voz propia entre la ironía y la lucidez. De TVR a Perros de la calle, de La venganza será terrible


Conductor y periodista, Gabriel Schultz supo construir una voz propia entre la ironía y la lucidez. De TVR a Perros de la calle, de La venganza será terrible a Sueño bendito, su trayectoria es una mezcla de oficio, observación aguda y calle. Pero sobre todo, Schultz es alguien que aprendió a no tomarse todo tan en serio.

Hoy forma parte de los equipos de Qué importa (lunes a viernes, de 17 a 19, por Radio Splendid) y La novela, (lunes, miércoles y viernes, de 16:30 a 18:30, por Luzu TV).

—¿Cómo terminaste siendo conductor y periodista, con mucho de humor?

—Se fue dando. Siempre tuve esa veta de hacer reír. Desde la primaria. Pero nunca pensé que podía trabajar de eso. La verdad es que se fue dando, casi mágicamente. Escuchaba radio desde los cinco años. Todo indicaba que yo iba a terminar ahí, pero yo no lo veía.

—¿Una vez que arrancaste ya te lo tomaste en serio?

—Sí, lo tomé como una profesión. Me di cuenta de que me iba bien y que los demás valoraban lo que hacía.

—¿Recordás tu primer día en radio?

—Claro. Fui al Centro Cultural San Martín, donde funcionaba Radio de la Ciudad. Atendía teléfonos en un programa de Carlos Abrevaya, que yo admiraba. Fue como tocar el cielo con las manos. Empecé a hacer aire sin dar mi nombre, con personajes. Carlos me empujaba a animarme, me vio pasta para eso.

—¿En Radio La Red ya te sentiste consolidado?

—Sí, con Marcelo Araujo. Ahí desplegué más mi histrionismo, y me di cuenta de que podía estar al aire con ideas o personajes.

—¿Como hincha de Argentinos llegaste a disfrutar la  época con Diego?

—¡Claro! Lo vi desde inferiores, lo viví en carne propia. Es una medalla que me cuelgo con orgullo.

—¿Lo conociste?

—Sí, nos vimos más de una vez. La primera fue cuando yo tenía 9 y él 14. Se acercó a brindar en mi cumpleaños en el club. Ya era una figura.

—¿Y la última?

—En el Mundial de Brasil. En 2012 vino a TVR y en 2014 compartimos un asado en la casa que alquilábamos con Perros de la calle.

—¿Qué otro personaje te sorprendió conocer?

—Gene Simmons, mi ídolo de Kiss. Estuve en su casa. También entrevisté a (Quentin) Tarantino. Mi podio es Diego, Simmons y Tarantino.

—¿Y el Papa Francisco?

—Tenés razón. Lo conocí también. No soy católico, pero envidié a los católicos por tenerlo. Lo bajo a Tarantino y le doy el bronce al Papa.

—¿Vivís en casa o en departamento?

—En casa, hace casi 30 años. Viví toda la vida en departamento, pero no quiero volver. Es una casa chica, pero con patio y sin consorcio.

—¿Qué hacés fuera del trabajo?

—Fútbol, series, películas y cocinar. Dos o tres veces por semana me pongo el delantal. Me gusta el wok. La parrilla también.

—¿También fuiste DJ, verdad?

—Sí, y todavía despunto el vicio. Fue mi primer trabajo. Antes de terminar el secundario ya animaba fiestas los sábados. Estuve diez años como DJ de eventos sociales. Ahora mi hijo también lo es.

—¿Cuál era tu tanda infaltable?

—Depeche Mode, Erasure, New Order. Y acá, Charly García, Virus, Los Abuelos. Eso te levantaba cualquier casamiento.

—¿Comer es un placer?

—Sí. Me encanta el acto de comer, sentarme con mi familia o amigos. Lo disfruto más si es algo rico y con un buen vino.

—¿Tenés alguna excentricidad culinaria?

—Nada. Soy clásico. Como diez cosas y las mezclo. Cada vez que pruebo algo raro no me gusta. Soy bastante cavernícola, digamos.

—¿Qué lugar te marcó al viajar?

—Los Ángeles. Todo el mundo la odia y yo me siento como en casa. No sé por qué, pero me pasa eso.

—¿Y el que menos te gustó?

—Miami. Lo aborrezco. No hay otro lugar que me genere eso.

—¿Cómo te llevás con el paso del tiempo?

—Soy del presente. Agradezco el pasado, pero no me ancla. El futuro… ya veremos. No tengo ahorros, pero quiero vivir y viajar.

—¿Eso viene de ver a tus viejos postergar cosas?

—Sí. Ellos hicieron mucho esfuerzo por nosotros, pero no viajaron ni disfrutaron tanto. Yo quiero darme los gustos que pueda.

—¿Sos de estar de buen humor?

—Intento. No ando riéndome todo el día, pero tampoco soy un amargo. Trato de no enroscarme con lo que no puedo resolver.

—¿Hay que evitar la indignación constante?

—Sí. Algunos existen en estado de puteada crónica. Vivimos en un mundo en el que hay gente que se amarga mirando Gran Hermano. Es ridículo.

—¿Cuál fue la vez que más te tentaste al aire?

—Hubo una inolvidable en TVR, con Seba Wainraich, haciendo un PNT de un jugo en base a leche o algo así. El asunto es que teníamos que decir «el que barrena en leche» y no podíamos porque nos descostillábamos de risa. Era una pavada, pero no podíamos parar. Encima estaba de invitado Eduardo Barcesat, el abogado constitucionalista. El tipo, una persona seria, no entendía nada de nada. Lo recuerdo y me sigo riendo.  «

Ping pong con Gabriel Schultz



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