Ramiro Zayas, un argentino en Berlín que compone audaces paisajes sonoros
- July 8, 2025
- 0
Un disco presentado antes de ser lanzado no es algo común. “La vida del artista independiente es como se puede, no es tan lineal” -cuenta el autor de
Un disco presentado antes de ser lanzado no es algo común. “La vida del artista independiente es como se puede, no es tan lineal” -cuenta el autor de
Un disco presentado antes de ser lanzado no es algo común. “La vida del artista independiente es como se puede, no es tan lineal” -cuenta el autor de Collector, Ramiro Zayas. Este músico argentino radicado “por ahora” en Berlín podría haber apelado a la máxima de Charly: ¿por qué hace falta irse tan lejos para estar acá? Su disco suena muy bien de este lado del Atlántico, reconociéndose tanto en la tradición jazzística de Buenos Aires (donde vivió más de diez años, aunque es oriundo de Rauch) como en ciertos cruces con el folklore.
“Lo toqué en febrero con un grupo de allá (el 20 de febrero con Hernán Cassibba en contrabajo, Pablo Bianchetto en batería y Nahuel Brachitta en guitarra), y ahora mismo no está claro cuándo voy a ir de nuevo. Idealmente el disco iba a estar listo en ese momento, pero como esto de sacar un disco incluye a un montón de gente, a veces se retrasa. No daba apurar el lanzamiento para hacer la presentación. Y sabiendo que tampoco tenía fecha de regreso en ese momento, dije: hay que tocar -de última, es música.”
Luego de ese concierto no se supo más de Collector hasta su reciente aparición. Por suerte sucedió, porque el disco es realmente distinto a lo que el oído medio -incluso el algo entrenado- entiende por jazz. “Es distinto primero en la formación. Los otros discos son en un formato más tradicional: batería y algunos saxos. También en la estructura de la música. Este disco está basado en menos canción, es más abstracto.”
-¿Ese concepto tiene que ver con sacar la batería?
-Sí. Todo este repertorio salió de las ganas de hacer algo sin batería, pero también con un gran contenido de inspiración basado en imágenes y fragmentos de sonidos que fui escuchando por ahí y quería ponerles música. Entonces, cuando empecé a escribir, me planteé el desafío de que todo el disco fuera como una sola pieza. Que tuviera distintos momentos, y que se planteara más como una obra en sí. Eso es bastante distinto de mis dos discos anteriores, que fueron más como recopilaciones de canciones.
La ausencia de batería, sumada a esa idea de continuidad y unidad, produce una llamada de atención que invita a una escucha distinta. Una que requiere mayor atención, que se aleja de la escucha casual que se le dedica a los discos sin referencias previas, y que busca sacudirse esa rémora cultural de asociar automáticamente el jazz con beat, ritmo marcado e improvisaciones vertiginosas.
“Sacar la batería te da una aproximación más cercana a la música de cámara. Y es increíble, porque cuando está la batería ocupa un rango del espectro sonoro donde muchas cosas no se escuchan. En cambio, acá hay espacio para el aire, para el ritmo encarado de otra forma, más parecido a un cruce con la música escrita. También me permite probar cosas con el piano, asumir distintos roles y que el ritmo sea ocupado desde otro lugar.” La diferencia se siente al punto de que, cuenta entre risas, cuando le dijo a su primo que haría un disco de jazz sin batería, éste le respondió que era “jazz contra natura”. “La elección de la orquestación ya es un desafío. Muchas cosas que escribo normalmente acá no las puedo hacer, o tengo que acomodarlas de maneras muy distintas. Incluso hay temas que funcionarían con batería, pero dije: no, ¿sabés qué? Nada.” (risas)
-Medio fundamentalista.
-Sí. Una vez hicimos un concierto y, para uno de los temas -el último, que es como una chacarera y es re difícil de tocar sin batería-, pusimos un baterista. Estábamos todos increíblemente contentos. Pero bueno, no voy a llamar a un baterista para un solo tema.
Las diferencias también son de efecto. El jazz, música del momento por excelencia, con sus interpretaciones en vivo memorables, en Collector se transforma en música de atmósfera. “Al estar más pensado a lo largo de los temas -es decir, que los temas están de alguna forma conectados-, hay una cuestión espacial y una referencia más producida, más del mundo de lo electrónico. Algunos son más vibras, más una especie de movimiento, que solo funcionarían grabados. Y en vivo suenan completamente distintos.”
La propuesta no sorprendió a los músicos convocados, ya que habían trabajado con Zayas anteriormente. “Lo bueno es que entendieron el concepto desde el principio y fueron súper abiertos a probar cosas. Muchas cosas fueron aportadas por ellos, así que le dieron un plus al proyecto.”
Zayas se fue a Berlín (literalmente) en 2019 “para seguir aprendiendo, vivir una experiencia”. No entra en comparaciones ni culpa a la “caótica” Buenos Aires o al país por su partida. “Me encanta Buenos Aires, pero me vine para acá. Viví un poco en Suiza también, que es donde creció este proyecto.” Nada es ni mejor ni peor -tal vez podría decir-, pero elige una reflexión más concreta: “Pasan cosas de gran ciudad, como mucha gente, o que se pare el subte, o que no funcione esto o lo otro. Hay que rebuscársela también, porque a nivel profesional hay mucha gente haciendo cosas muy copadas. Hay que tener paciencia. Lo mismo me pasó en Buenos Aires.”
Incluso en Europa se sienten los recortes presupuestarios en cultura, especialmente en la enseñanza y el fomento del arte. “Ahora hay un nuevo canciller (el equivalente al primer ministro en los sistemas parlamentarios) y, hace un año, empezaron a recortar un montón. La extrema derecha creció mucho en la votación y se nota un montón en todos los programas de los medios. Igual, a nivel de financiamiento todavía hay bastante. Lo que tiene acá es que, en cada provincia, hay asociaciones de músicos o de gente encargada de políticas culturales e investigación que se dedican a eso. Entonces el mercado es grande. De alguna forma, se organizaron para que la música tenga más poder de lobby y fuerza grupal.”
Ramiro Zayas (piano y composición), Sebastián Greschuk (trompeta), Yossi Itskovich (trombón), Jonathan Acevedo (saxo tenor), Baptiste Stanek (clarinete bajo, saxo tenor, saxo soprano), Gianni Narduzzi (contrabajo). Disponible en Bandcamp.