Me gustan los personajes que tienen profundidad y dejan algo
October 19, 2025
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Hasta hace poco su rostro era prácticamente desconocido para la mayoría de los argentinos. La actriz tucumana Camila Plaate había participado en papeles secundarios y proyectos regionales. Hasta
Hasta hace poco su rostro era prácticamente desconocido para la mayoría de los argentinos. La actriz tucumana Camila Plaate había participado en papeles secundarios y proyectos regionales. Hasta que su protagónico en Belén, la película de Dolores Fonzi que fue elegida para representar a la Argentina en los Oscar 2026, la puso en un muy merecido primer plano.
Plaate interpreta una historia tan dolorosa como real: la de una joven encarcelada luego de tener un aborto espontáneo. Este salto de lo local a lo internacional confirma su talento y le da más visibilidad a un cine argentino comprometido y al mismo tiempo artístico.
–¿Cómo empezaste a actuar?
–A los 15 años, cuando me fui de la casa de mis viejos. Me metí en el taller de Raúl Reyes, donde se trabajaba improvisación y la construcción de escenas. Él me becó y pude estar muy cerca en sus clases. Después, a los 18, fui con el Negro Prina y Jo Medina a trabajar otro tipo de cosas sobre la actuación. La Jo es una maestra muy sensible: permitía comunicarte con la actividad de manera particular y romper ciertos mitos. Esas fueron mis dos primeras escuelas.
–¿En ese momento estabas enfocada en el teatro?
–Sí. La primera obra que hice fue con el Negro Prina.
–¿Y cómo siguió?
–La llevamos a Buenos Aires y me vio Agustín Toscano, el director de El motoarrebatador. Le gustó lo que hacía y me llamó para la película.
–¿Cómo fue interpretar a Belén, una persona real?
–Fue muy particular, porque está basada en hechos reales y fue otro tipo de trabajo que jamás había hecho.
–¿Qué te resultó más desafiante?
–Cuando me llegó el guion, ya conocía el caso, pero dije: «Esto sola no se puede hacer, necesito acompañamiento. Me entrenó Francisca Ure, la hija de Alberto Ure. Trabajamos con el libro de Ana Correa, que permite ver la parte política del caso, pero también a una Belén con sueños y proyecciones. Laburamos mucho el subtexto, porque lo expositivo ya está dado.
–¿Por qué conectaste tanto con la historia?
–Soy tucumana, madre, entiendo ese cotidiano, el silencio, la vergüenza, la injusticia. La conexión fue directa.
–¿Hubo alguna escena especialmente difícil?
–La del quirófano.
–¿Qué sentiste?
–Fue muy fuerte porque estaba la doctora real, indicándonos los movimientos exactos para el tratamiento de un legrado. Había un nivel de tensión enorme.
–¿Cómo lo sobrellevaste?
–Sentía que desde mis caderas para abajo todo era manipulado por los demás. Dolores (Fonzi) sacó a todos los varones y quedamos solo las mujeres: la de arte, la doctora, la psicóloga.
–La camilla de por sí debe ser algo muy fuerte.
–Sí. Estaba tirada, en una situación de indefensión total. De repente vi la gravedad de la escena. No podía hablar ni relajarme. Entre toma y toma era todo llanto.
–¿Cómo manejaron esa tensión?
–Estaba muy sensible, delicada, pero todo fue muy contenido, apoyado y empático de parte de todos. Ese pedazo de realidad metida en la escena me atravesó como mujer y como persona.
–La película también tiene dosis de humor. ¿Cómo lo viviste?
–A mí me tocan las partes más dramáticas, pero el humor entra en la historia y esta muy bien. Las abogadas tienen un vínculo de amigas, de compañeras. No es falta de respeto nunca. Es la vida. La comedia también trae muchas verdades. Soledad Deza, la abogada real, tiene mucho humor. Pelea con humor.
–¿Qué personajes te gustaría interpretar a futuro?
–Me gustan los personajes que te exigen como actriz, que tienen profundidad y dejan algo.
–¿Qué viste o leíste últimamente que te gustó?
–La película Anora me gustó mucho. Y el libro Nuestras esposas bajo el mar, sobre dos esposas que viven juntas y una queda atrapada tres meses en el fondo del mar. Me encantó.
–¿Qué hacés cuando no trabajás?
–Me gusta estar con mi hijo. Antes de la película fui a los valles de Tucumán, sentir el aire puro. Me gusta estar con amigos y con mi hermana Ruth, que también actúa en la peli. Nos juntamos hasta tarde hablando, comiendo y tomando algo.
–También hacés música.
–Sí, tengo un proyecto que se llama La Llorona y su Jardín de Dragones. El 29 de octubre sacamos el álbum completo. La música es muy importante para mí: toda mi familia es de músicos.
–¿Cómo ves el presente artístico en la Argentina?
–Siento que los artistas siempre hemos tenido que pelearla. La actividad artística es desvalorizada y recién cuando se quita se entiende su valor. Pero este gobierno no tiene ninguna voluntad para ofrecer nada en el plano empático o creativo. «