Massive Attack encendió la noche con un show político y magnético
- November 4, 2025
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Apenas pasadas las 22, una avalancha de gente avanza apurada en la oscuridad hacia el cartel luminoso que dice Music en lo alto del escenario que, en breve,
Apenas pasadas las 22, una avalancha de gente avanza apurada en la oscuridad hacia el cartel luminoso que dice Music en lo alto del escenario que, en breve,
Apenas pasadas las 22, una avalancha de gente avanza apurada en la oscuridad hacia el cartel luminoso que dice Music en lo alto del escenario que, en breve, recibirá a Massive Attack. Pero nadie imagina lo que está por suceder. Quince años después de su última visita a la Argentina, los británicos Robert “3D” Del Naja y Grant “Daddy G” Marshall se presentaron el domingo 2 de noviembre en el Festival Music Wins como cabeza del line-up, con un recital filoso, elevado y necesario.
Sin medias tintas, los pioneros del trip hop ofrecieron un concierto a la altura de su renombre y maestría: un statement político categórico. De la mano del colectivo United Visual Artists, que aportó a la música un imponente show visual de luces, datos e imágenes documentales con estética cyberpunk, los emblemáticos beats oscuros de Mezzanine y Blue Lines hicieron latir al público en múltiples niveles. Con reconocimiento facial en tiempo real como advertencia desde las pantallas, una crítica explícita a Elon Musk y Donald Trump, y cifras sobre la cantidad de niños asesinados en Gaza, el dúo de Bristol y sus colaboradores presentaron su manifiesto frente al estado actual del mundo.

Con la voz de 3D, al inicio de la noche suena e hipnotiza “Risingson”. “Buenas noches”, saluda en castellano. Vestido de negro y con una banda en el brazo que dice simplemente “Palestina”, presenta a su principal colaborador, el vocalista Horace Andy, que se lleva un merecido vitoreo y pone manos a la obra con “Girl I Love You”. Luego sigue más Mezzanine: arranca “Black Milk” con la voz legendaria de Elizabeth Fraser, cantante de la banda escocesa de dream pop Cocteau Twins, que brilla plateada bajo el reflector, enaltecida.
Como Massive Attack sabe hacer, el concierto combina luz y oscuridad. En contraste con el canto etéreo de Fraser, las visuales ametrallan datos e imágenes como un documental al aire libre: desde la extracción de minerales en la República del Congo hasta los bosques devastados de Ucrania. La gente abuchea la figura de Netanyahu y se hace silencio mientras las pantallas gigantes muestran imágenes reales de una Gaza arrasada. La decisión de realizar una acción activista de este calibre en el marco de un festival, y así llegar a un público más amplio y diverso, no es menor ni arbitraria. El público argentino aportó su parte a la protesta y coreó el ya clásico “¡Milei, basura, vos sos la dictadura!”.

El esperado y trascendental “Inertia Creeps” empieza a sonar con su ritmo hipnótico. Lo acompaña un ensayo audiovisual grandilocuente: letras blancas sobre fondo negro denuncian cómo los medios mantienen distraídas a las masas con nombres de celebridades y datos irrelevantes sobre sus vidas, mientras se comete un genocidio en Palestina.
Todo el campo del Mandarine Park entra en trance con “Angel” y la voz de Andy; el público canta y se balancea sin dejarse distraer ni siquiera por el quinto avión que sobrevuela el escenario. Del Naja y Marshall avivan a la multitud con un contundente “¡Viva Palestina!”.

El beat furioso de “Safe from Harm”, con la voz infalible de Deborah Miller, promete “I’ll sure as hell retaliate” (“Por supuesto que habrá represalias”), mientras en la pantalla gigante el número de PERIODISTAS ASESINADOS en Palestina asciende hasta 278. El documental continúa: las imágenes y los textos, siempre en castellano, piden libertad para Marwan Barghouti, el líder palestino encarcelado en Israel desde hace más de veinte años. La bandera de Palestina cubre toda la pantalla central.
Los gritos de emoción estallan con el hi-hat que anuncia la magia de “Unfinished Sympathy”, un jungle soulero con Miller en la voz, rodeada de percusión y sintetizadores. Después de una pausa con el cover de “Levels”, tema electrónico de Avicii, una sesión de scratching da paso a “Group Four”, con la voz de Fraser replicando la grabación original de 1998. Entre las imágenes de fondo se vislumbra brevemente a Kurt Cobain. Hacia el final, la fritura inconfundible de la intro de “Teardrop” suscita la ovación de un público sensibilizado. Las cuerdas acústicas emergen en un escenario negro y apagado para acompañar la voz celestial de Fraser, que resplandece y eleva el cierre de un concierto necesario.

Rozando la medianoche, el colectivo de artistas se despide ante la ovación de un público atravesado por un ataque masivo -literal y simbólico- al discurso de la realidad cómodamente instalada, esa que Massive Attack juzga inadmisible, cruel, y que intenta desprogramar con toda la potencia de su arte.
Domingo 2 de noviembre. Complejo Mandarine Park, Av. Costanera Norte y Sarmiento, (CABA)