Hoy cualquiera opina y baja línea sin saber nada de nada
- May 20, 2025
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Son tiempos de cambios para Gabriel Schultz. Después de conducir en soledad Qué importa, de lunes a viernes en Splendid, ahora sólo está al aire martes y jueves.
Son tiempos de cambios para Gabriel Schultz. Después de conducir en soledad Qué importa, de lunes a viernes en Splendid, ahora sólo está al aire martes y jueves.
Son tiempos de cambios para Gabriel Schultz. Después de conducir en soledad Qué importa, de lunes a viernes en Splendid, ahora sólo está al aire martes y jueves. Comparte la conducción con Patricio Barton, y el recorte de días no fue casual: se debió a su desembarco en el streaming, como parte del ciclo La novela, por Luzu TV, que va lunes, miércoles y viernes de 16.30 a 18.30, junto a Carina Zampini, Diego Castro y Agustín Battioni.
“El streaming lo empecé hace un mes. Recién arrancamos. De a poco se va generando química”, cuenta. “Estoy aprendiendo –digo esto entre comillas– porque es muy parecido a hacer radio, pero con características diferentes. Estás en cámara, no hay tanda, no hay música, no hay pausa para el informativo. Te sentás y arrancás hasta que termina el horario. Tratamos de que sea divertido y dinámico, siempre siguiendo una producción, pero con espacio para proponer. A partir de eso salen las charlas que se ven.”
La propuesta de Luzu TV llegó de la mano de Nicolás Occhiato. Schultz ya estaba en Splendid, y tuvo que negociar. “Tenía muchas ganas de ir a Luzu, porque es un nuevo desafío. Propuse en Splendid un cambio de horario para poder hacerlo, pero no era posible, ya estaba todo armado. Por suerte pudimos combinarlo así y no tuve que irme de Splendid, que es un lugar que también disfruto mucho. Tiene ese formato clásico de radio que es más mi terreno.”
El reencuentro con Patricio Barton, a quien conocía de su paso por La venganza será terrible, también lo entusiasmó. “Patricio tiene el espíritu radial que me gusta, esa forma de hacer radio con la que me formé. Me crié escuchando a Dolina, Abrevaya, Guinzburg, Castelo. Por su humor y su estilo siento que nos criamos con lo mismo. Nunca lo hablamos, pero yo creo que consumimos cosas similares cuando éramos chicos.”
Sabe que ahora alterna dos mundos muy distintos, aunque para él conviven sin contradicción. “Está bueno, porque puedo hacer las dos cosas. Y compartiendo con alguien que sé que me gusta lo que hace frente al micrófono. Él es el conductor, y yo acompaño los días que me toca. Es la radio clásica como la conocemos, con el agregado de que ahora todo también sale por YouTube. Pero sigue siendo radio.”
La comparación entre ambos formatos lo lleva a reflexionar sobre el lenguaje, los públicos y las rutinas. “Son muy diferentes los tiempos, los lenguajes, el público. La gente de radio es bastante mayor, más del doble de edad que quienes miran streaming. Son los que estamos acostumbrados a tener siempre un programa de cabecera. La radio tiene eso único de que podés consumirla mientras hacés otras cosas. Es el único medio que permite eso.”
“Las redes sociales, la tele, hasta la lectura, requieren atención exclusiva. La radio no: no necesitás estar mirándola para informarte, divertirte, entretenerte o escuchar música. Te acompaña. Eso la mantiene viva”, sostiene.
Con un estilo marcado por la ironía y el sarcasmo amable, Schultz se adapta al nuevo medio sin perder su impronta. “Más allá del humor, si hay que hablar algún tema con profundidad, se hace. Este formato llega a un público más joven, no prejuicioso. Es una realidad: los menores de 30 ya no escuchan radio. El público se volcó a este formato, que es muy parecido a la radio, pero no estaba representado por los medios existentes. Es un nuevo lugar para comunicarse con cierta generación.”
Señala que en La novela, varios de sus compañeros tienen más de cincuenta. “En la producción, en cambio, son todos menores de 30. Estaban acostumbrados a trabajar con gente de su edad. Esto es nuevo para todos, pero a la vez nos nutre esa juventud. Sin embargo, estamos en sintonía, nos entretenemos y todo fluye.”
Tanto en Splendid como en Luzu, Schultz cree que cumple una función social. “Descomprimir el agobio de la información nacional e internacional, que es constante y profusa. Nosotros le hablamos a la gente desde un lugar cercano, desde lo cotidiano, desde un costado humano. La tele, la mayoría de las radios y las redes están en otro juego. Me parece importante encontrar un oasis donde no se niegue lo que ocurre, pero se lo mire desde otro punto de vista. No todo tiene que ser información pura y dura todo el tiempo. No podés estar viendo noticias permanentemente y pretender estar tranquilo.”
“Está bueno estar informado, pero el oyente promedio no está para recibir palo y palo. Porque no te da la cabeza para digerir la complejidad de la realidad, y te hace mal. Por eso muchos se vuelcan al streaming o a programas como el nuestro en Splendid. Porque la televisión y la radio en general se han convertido en propagadoras de malas noticias.”
Para Schultz, eso responde también a las lógicas de medición. “Todo está lleno de política, peleas, violencia. Y pareciera que sólo miden las noticias policiales. Entonces se va mucho por ese lado. Recordemos a Loan: hace unos meses era todo el tiempo, y después se fue diluyendo. No es que apareció. Se olvidaron porque dejó de medir. Los medios se nutren de esas mediciones e imponen temas. Me alegra poder estar en medios con criterio propio, que no siguen agendas impuestas vaya uno a saber por quién.”
También observa una sobrecarga de opinión. “Ahora cualquiera se sienta y opina. Es un fenómeno relacionado con las redes, sobre todo Twitter. Alguien con muchos seguidores tiene la misma llegada que alguien que se preparó años para sacar conclusiones. Es todo bastante efímero. El que hoy es estrella, el año que viene ya no. Hoy cualquier baja línea sin saber nada de nada, todo es más descartable. Por suerte todavía hay medios serios, con gente rigurosa”, puntualiza.
La rigurosidad, dice, es lo que más se perdió. “Y eso provoca dos cosas: que la gente deje de consumir esos medios, y que nadie le crea a nadie. Esto último es grave, porque esta es nuestra profesión. Los que luchamos por ser creíbles chequeamos todo, nos informamos. Nos preocupa esa falta de confianza generalizada. Ser fidedigno y minucioso ya casi pasó de moda. Y es preocupante.”
Admite que hay quienes sí quieren saber qué opinan ciertas figuras: “Están los que miran a Pagni, los que quieren saber qué dice Navarro, Rebord, Víctor Hugo o quien sea. Porque les importa esa opinión. Pero más allá de la ideología, muchas veces hay gente que no está preparada y tira cualquier cosa. Y eso genera problemas, porque es solo echarle leña al fuego de la discordia. No todos podemos opinar de todo. Y sin embargo, casi que se obliga a opinar todo el tiempo. Hay que estar preparado. Yo soy uno de esos: no puedo opinar por opinar. Si veo que no me da, hago una broma, o escucho a alguien que sepa. Pero no mando verdura por mandar. Eso deberíamos reverlo desde los discursos mediáticos, me parece.”
Conduce Patricio Barton de lunes a viernes, de 17 a 19. Los martes y jueves junto a Gabriel Schultz. Por radio Splendid.
Lunes, miércoles y viernes de 16:30 a 18:30. Con Carina Zampini, Gabriel Schultz, Diego Castro y Agustín Battioni. Por Luzu Tv.