40 años de synthpop, orgullo y resistencia
- June 1, 2025
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Pasaron 35 años desde que Andy Bell, el cantante de Erasure, sacó chapa ante el público argentino de su condición de ícono del orgullo gay, cuando, entre divertido
Pasaron 35 años desde que Andy Bell, el cantante de Erasure, sacó chapa ante el público argentino de su condición de ícono del orgullo gay, cuando, entre divertido
Pasaron 35 años desde que Andy Bell, el cantante de Erasure, sacó chapa ante el público argentino de su condición de ícono del orgullo gay, cuando, entre divertido y desafiante, replicó: “Sí, soy puto” a los burlones cánticos alusivos a su sexualidad que le dedicaba la audiencia que colmó el estadio de Vélez, en la primera visita al país del dúo británico que completa Vince Clarke.
“Creo que la gente está mucho más abierta, más dispuesta a aceptar la noción del amor”, reflexiona el vocalista en una charla con Tiempo, al analizar la evolución que hubo en la sociedad en los últimos años en lo referente al respeto por las diversidades sexuales.
Sin embargo, el intérprete de clásicos como «Oh, l’amour», «A Little Respect» y «Stop!», entre tantos, no es ingenuo y lamenta cómo, muchas veces, los referentes de distintas minorías son “usados como pelota política”.
“Algunas personas son vistas como viviendo al margen de la sociedad y los políticos usan a esas personas como ejemplo para los demás, sólo para frenar que las voces populares tomen fuerza. Los usan como ejemplo, como símbolo político. Soy muy consciente de eso. Es un proceso sin fin”, explica, para luego reivindicar que, más allá de eso, en su caso personal, siempre apoya “al que está en desventaja”.
En la construcción del personaje público a lo largo de su carrera, Andy Bell fue un provocador activista por los derechos de las diversidades sexuales: dio a conocer su condición de HIV positivo y reconoció que abusó de la cocaína durante los ’80. Sin embargo, en las vísperas del lanzamiento de su tercer disco solista, confiesa a este diario que “no se arrepiente de nada”.
“Probablemente, Erasure sería mucho más popular si no hubiese sido tan honesto. Pero creo que viví mi vida de la manera correcta, así que no me arrepiento en lo más mínimo”, expresa con la frente alta. Esa misma honestidad aún la conserva el músico a la hora de hablar de Ten Crowns, su flamante producción que ya está disponible en plataformas, cuando sin tapujos reconoce que extraña a su coequiper de Erasure al encarar alguna aventura musical por fuera del popular dúo.
“Es gracioso porque los llamamos álbumes solistas, pero nunca lo son; siempre hay otra persona con la que trabajo, así que es como tener a otro Vince”, concede. Y confiesa: “Vince es una persona muy tranquila, así que no lo veo muy seguido. Fue a verme a uno de los shows que hicimos en San Diego y me dijo que estuvo genial. Para él, la experiencia de estar en el público, el verme como intérprete en lugar de estar él mismo detrás en el escenario, fue muy linda. Ahí es cuando más lo extraño, porque tenerlo atrás mío en el escenario es como una manta de seguridad”.
Tal vez por eso, así como su primer trabajo en solitario, Electric Blue (2005), fue producido con la colaboración de Manhattan Clique; y el segundo, titulado Non-Stop (2010), con Pascal Gabriel; en esta placa que reúne diez composiciones originales fue el DJ Dave Audé quien se calzó el traje de Vince Clarke.
“Lo conocí hace 12 años a través de mi pareja actual, Stephen, que tenía clubes nocturnos en Tampa, Florida. Dave era uno de sus DJs invitados. Me dijo que era un gran fan y que su canción favorita es ‘Blue Savannah’. Nos pusimos a escribir juntos y, desde entonces, lo hemos estado haciendo intermitentemente. Hasta que un día pensamos: ‘Tenemos una colección de canciones. Hagamos algo con ellas’. Y las convertimos en un álbum. Debo decir que Dave es tan workaholic como Vince”, describe.
Del mismo modo que el DJ cumplió el sueño de trabajar con su ídolo, Andy Bell también satisfizo su viejo anhelo de invitar para un dueto a la legendaria Debbie Harry, la no menos icónica cantante de Blondie, de quien el vocalista de Erasure señala ser “un gran fan” y a quien define como “mi estrella de Hollywood favorita, pero en versión pop”.
“La he cruzado unas cinco veces en mi carrera, nos hemos sentado a charlar y siempre ha sido muy amable. Creo que, si viviéramos en la misma ciudad, seríamos amigos. Da muy buenos consejos. No es de esas personas que están todo el tiempo en redes sociales tratando de mantenerse vigente”, arriesga sobre la artista a la que le había declarado su devoción con el tema «DHDQ» (Debbie Harry Drag Queen), publicado en el disco Non-Stop.
Lo concreto es que en Ten Crowns, Andy Bell mantiene el formato de canción pop que lo caracteriza desde sus primeros años en Erasure, aunque en este caso bajo sonoridades más ligadas al ambient dance que al tecno con el que se hizo mundialmente conocido.
La raíz de esa particular mezcla entre el género canción y la música electrónica que cultiva el músico hay que buscarla en una infancia rodeada de discos de Elvis Presley, Buddy Holly y Johnny Cash, pertenecientes a sus padres: el predominio en los tempranos ’60 de bandas como The Beatles y The Beach Boys; y su gusto particular por las producciones de Phil Spector y su “muro de sonido”, según su propio análisis.
“Ese mismo sonido lo usó uno de los primeros artistas electrónicos del Reino Unido, Joe Meek, para el sencillo «Telstar». También me encantaba Michael Jackson, la música dance, Motown. Cuando escuché música electrónica, especialmente Soft Cell, que hacía northern soul con instrumentos electrónicos, y luego Human League y Kraftwerk, me pareció increíble. Cuando escuché Yazoo pensé que sería genial trabajar con ese tipo y, al mudarme a Londres, respondí a un anuncio para una banda… ¡y era de Vince!”, relata.
“Tuve suerte porque nací en 1964, el año del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos y también el comienzo de la lucha por los derechos homosexuales –agrega–. Todo estaba allí, como en ebullición. Si nacés en esa atmósfera, creo que todo eso entra en el alma de alguna manera.” «