La contundente victoria electoral del oficialismo trajo alivio a los mercados y al equipo económico de Javier Milei, que durante semanas enfrentó una fuerte presión sobre el esquema cambiario. El resultado consolidó la confianza en el rumbo del Gobierno, respaldado por Estados Unidos y por la estrategia coordinada entre el Tesoro, el Banco Central y el Ministerio de Economía.
Fuentes cercanas al ministro Luis Caputo confirmaron que la prioridad inmediata será retomar la acumulación de reservas y definir un rango operativo del tipo de cambio mayorista que permita al Tesoro intervenir en el mercado para asegurar el cumplimiento de vencimientos externos. El rango proyectado se ubica entre $1.250 y $1.494 por dólar, valores que permitirían recomprar divisas sin alterar la dinámica inflacionaria ni forzar una devaluación brusca.
Un escenario de mayor estabilidad
Desde el Palacio de Hacienda destacan que el llamado “riesgo kuka” —como denominan internamente al factor de incertidumbre política asociado al kirchnerismo— se redujo significativamente tras las elecciones, lo que se traduce en una mayor demanda de pesos y normalización de los flujos financieros. A esto se suma la expectativa de una cosecha fina récord, que aportará divisas frescas en el último bimestre del año.
El Gobierno prevé que el tipo de cambio se mantenga dentro de las bandas de flotación y que el Banco Central intervenga solo cuando el dólar toque los límites del sistema. Por ahora, el Tesoro no planea compras en el piso, sino únicamente ventas controladas cuando la cotización se acerque al techo.
El respaldo de Washington y la estrategia de financiamiento
Uno de los factores que sostienen la calma cambiaria es el apoyo directo de Estados Unidos. La administración de Donald Trump y el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ratificaron su compromiso de brindar “todas las herramientas disponibles” para garantizar la estabilidad argentina.
A los USD 20.000 millones del swap ya activado, el Gobierno busca sumar otro tramo similar con bancos privados y fondos soberanos, destinado a recomprar deuda y fortalecer las garantías del Tesoro. Este esquema se complementará con una eventual reducción de aranceles bilaterales, en el marco de un acuerdo comercial aún en negociación.
Dólares para cumplir compromisos
Según datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso, el Tesoro necesita USD 1.500 millones antes de fin de año para atender vencimientos con organismos internacionales. En noviembre vencen pagos por USD 1.200 millones, mientras que diciembre sumará otros USD 346 millones. El Banco Central, por su parte, enfrenta pagos por unos USD 1.100 millones en Bopreal.
Actualmente, la cuenta del Tesoro en el BCRA registra apenas USD 20 millones. Por lo que la estrategia será recomprar reservas en bloque durante las próximas semanas. El Gobierno confía en que el nuevo flujo de divisas y el respaldo estadounidense permitan encarar esos compromisos sin sobresaltos.
Objetivo: volver al crédito internacional
Caputo reafirmó que la meta de mediano plazo es reinsertar a la Argentina en los mercados voluntarios de deuda. El riesgo país continúa por debajo de los 700 puntos básicos tras el triunfo de La Libertad Avanza. Pero los inversores esperan que se ubique entre 350 y 400 para habilitar el acceso a financiamiento en condiciones razonables.
“Con la reducción del riesgo político y el anclaje fiscal, el próximo paso será recuperar la confianza externa”, señalan en Economía. Desde el equipo de Milei aseguran que el país ya no depende de la acumulación de reservas como única señal de solvencia. Gracias a la asistencia estadounidense y al cumplimiento sostenido del programa fiscal.
En ese contexto, el Gobierno se muestra decidido a mantener el esquema actual y a blindar la estabilidad del peso. “La confianza es el principal activo”, repiten en los pasillos del Ministerio. Tras la victoria electoral, el desafío será sostenerla en los mercados.