“Mi primer libro peronista”, una publicación infantil que enseña que la alegría es un derecho
October 16, 2025
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En tiempos en que la crueldad quiere volverse sentido común, un libro para chicos se anima a recordar que la alegría es un derecho que se aprende como
En tiempos en que la crueldad quiere volverse sentido común, un libro para chicos se anima a recordar que la alegría es un derecho que se aprende como se aprende a caminar: de la mano de otros. Mi primer libro peronista, de Cecilia Di Genaro y Mariano Hamilton, publicado por Editorial Planeta, no viene a moldear “peroncitos” de plastilina ni a proponer una CGT para armar; propone algo más hondo y, por eso mismo, más político: que las infancias conozcan desde temprano los valores de la solidaridad, la identidad y la justicia, y que los vivan en comunidad. “La infancia es el momento perfecto para aprender sobre solidaridad, comunidad, justicia y alegría”, dice Cecilia; “la idea del libro nació para salir de un estado de tristeza y pasar a la creatividad, a la acción”, agrega Mariano, recordando aquellos meses iniciales del gobierno de Milei.
La chispa, cuentan, llegó con una lectura: La anarquía explicada a los niños y niñas, de Zorro Rojo, les mostró que se puede hablar con sencillez y profundidad a la vez. Desde ahí, el proyecto tomó su propio pulso: “El libro habla de la historia de un movimiento político y sobre su filosofía, su modo de entender el mundo. En este sentido, no pretende imponer nada”, subraya Cecilia. Hamilton lo explica con una comparación que ordena la escena: “Es como si habláramos de lo que significó San Martín para nuestra independencia o de Alem e Yrigoyen en los orígenes del radicalismo”.
Foto: :Costhanzo/editorial Planeta
El presente apremia y le da espesor al gesto. Las infancias aparecen vulneradas en lo económico, sanitario y educativo, y la pregunta es cómo cuidarlas cuando retrocede el Estado. “Como pasa en general con los gobiernos de derecha, desde la dictadura hacia acá han repetido casi calcados sus planes económicos: siempre los mismos sectores se ven afectados y los mismos sectores se benefician”, plantea Mariano. La economía es una parte, la otra es el tejido social que se deshilacha: “Muchos chicos crecen escuchando narrativas de crueldad que se naturalizan y, en los sectores más vulnerables, el desamparo se amplifica. El daño muchas veces es irreparable”. Cecilia completa el cuadro con una alarma concreta: “A partir de la ausencia del Estado está creciendo de manera salvaje el narcotráfico, un problema que Argentina no tenía así. Empieza a ocupar los lugares que el Estado dejó vacantes y, una vez que se instala, es muy difícil volver”. En ese contexto, que un libro invite a leer, conversar y compartir no es un gesto ingenuo: es una intervención cultural en clave comunitaria.
La identidad que proponen no es abstracta: está hecha de biografías, dudas, filiaciones y hallazgos. Hamilton recuerda que en su casa “eran todos progres gorilas menos mi tío Eduardo”, y que la relación tardía con su padre lo ayudó a acercarse a sus ideas políticas. “Fueron dos personas decisivas de mi identidad y que forjaron mi forma de estar en el mundo”, confiesa. Di Genaro, en cambio, creció sin política en la mesa familiar: sus primeros recuerdos son el alfonsinismo y, con más fuerza, el menemismo. “Crecí con la idea cerrada de que la política y los funcionarios eran mala palabra. Mi amor por la política nace con Kirchner”, cuenta. Esa noche fundacional que pasaron charlando de él marcó un trayecto: “Yo no era peronista, eso se construyó con el tiempo. Hacer este libro es parte de ese recorrido. Una identidad que me hubiera encantado recibir de niña”.
La alegría como derecho es el corazón del libro y se enlaza con la tradición que condensan Perón y Eva. No alcanza con vivienda y trabajo: se trata también de orgullo por lo que hacemos, pertenencia y tiempo con los afectos, de vivir una vida que valga la pena. “Perón dice que no se trata de quitarle algo a alguien para dárselo a otro sino de repartir más equitativamente lo que entre todos producimos”, recuerda Mariano. De ahí su énfasis en “la democratización de la alegría”: vacaciones, ocio y disfrute no como privilegio de pocos sino como parte de una vida digna. “Lo más revolucionario del peronismo, y lo que no le perdonan, es haber puesto en juego la repartija del goce”, dispara, y la frase resuena como una definición política y, a la vez, pedagógica para las infancias.
La apuesta estética acompaña esa pedagogía. Al principio, Hamilton dudó de un libro ilustrado: “Me costó imaginarlo; no tenía experiencia en ese formato”. El trabajo con Costhanzo despejó las dudas y dejó una síntesis potente entre épocas: “Ese cruce del pasado y el presente, que se expresa en las ilustraciones, nos gustó mucho. Fue un acierto de la editorial invitarlo”, celebra Cecilia. El trazo moderno no trivializa: tiende puentes, hace legible una tradición y la pone a disposición de chicos y grandes sin solemnidades.
“Donde hay una necesidad, nace un derecho” aparece como guía sencilla y firme. “La idea del libro es contarte sobre qué bases, sobre qué ideas, con qué prisma mira el mundo el peronismo”, dice Cecilia. No es un manual, es una invitación: “Nadie entiende del todo al peronismo —muchas veces ni siquiera los mismos peronistas—”, se ríe Mariano. La apuesta, entonces, es doble: lectura compartida para las infancias y, a la vez, un umbral amable para cualquier adulto curioso que quiera entender un fenómeno que marca más de 80 años de historia argentina.
En ese camino, la Tercera Posición se presenta sin grandilocuencia: “Contamos que el peronismo trabaja para que el capitalismo esté al servicio de la democracia y no al revés y que es un movimiento que no plantea la lucha de clases. Ahí hablamos de la Tercera Posición”, resume Mariano. Cecilia le da su encarnadura social: “Implica una reconciliación entre clases que nos permita a todos participar en la discusión política y económica sin importar origen, raza, color, condición social o posición económica”. No es un eslogan: es una práctica posible en la escuela, en el barrio, en la casa.
Foto: :Costhanzo/editorial Planeta
El futuro de la serie ya asoma como una conversación abierta. “Fantaseamos con continuar y abordar procesos políticos de la Patria Grande de manera sencilla y accesible”, cuenta Mariano. “Poder contar el PT de Lula, el MAS de Evo y otros procesos latinoamericanos de la historia reciente, y que eso se comparta y se converse en un cruce de generaciones”, suma Cecilia. La historia puede ser cíclica, admite Hamilton —“parece que el ser humano está destinado a tropezar varias veces con la misma piedra”—, pero el sol siempre vuelve a salir. Para eso, dice Di Genaro, hace falta conciencia de clase y conocer nuestra historia; y ese conocimiento, propone, “debe aparecer y estimularse en una edad temprana, que es donde se inscribe nuestra educación sentimental”. Tal vez por eso este libro insiste en lo más sencillo y, a la vez, en lo más urgente: que la alegría se aprende y se reparte; que nadie se salva solo; que la comunidad —si se la cuida— siempre encuentra el modo de volver a empezar.